lunes, 28 de febrero de 2011

Los hombres de Keita

Decir que el once titular del Barcelona es el mejor del mundo es, a estas alturas, una obviedad. Todo el planeta fútbol, incluso los más forofos en sus escasos momentos de lucidez, reconoce que es prácticamente imposible superar al conjunto azulgrana cuando forma con el equipo de gala, no sólo por la calidad de sus futbolistas, sino por su interpretación colectiva del juego. Hace tiempo, hablando de la gala del Balón de Mess..., perdón, del Balón de Oro FIFA, atribuí a Mourinho el mérito de ser el único técnico que había superado al Barça al completo. Me equivoqué: en los dos partidos contra el Inter faltó Andrés Iniesta. Mea culpa. Es lo que tiene vivir en la Caverna, que a veces le salen a uno humedades en el hipocampo y se olvida de las cosas. La realidad es que la única vez que el Maquiavelo de Setúbal se enfrentó al genuino Pep Team, se llevó a casa cinco pepinos, un baile, café, copa y puro.

Como este verano el once ya era casi (con C de Cesc) imposible de mejorar, una vez atado Villa y despachado al Milan el inteligente, simpático y trabajador Zlatan, el club azulgrana optó por dejarse una pequeña millonada en reforzar el banquillo con Adriano, Mascherano y, más tarde, Afellay. A priori, buena idea, ya que con ello se trataba de reducir la brecha entre el majestuoso equipo titular y las piezas de refresco. Sin embargo, pese a las nuevas incorporaciones y la probada solvencia de la cantera, la duda siguió siendo el estado general que sucedía a las noticias de bajas en el once de inicio. Y sí, la verdad es que Maxwell puede ser muy blandito, Masche a veces no le coge el tranquillo a lo de jugar al medio toque, Afellay acusa haber llegado en enero, Adriano es un poco atolondrado y Bojan y Milito... en fin. Pero al mando de los renegados (más por lo que la afición reniega de ellos que por su indisciplina, que no hay tal) están un Pinto cumplidor y un Keita que tiene dos grandes cualidades: si hay un balón dividido en el centro del campo se lo lleva siempre (SIEMPRE) y además posee una inusual sangre fría en la ejecución ofensiva. Y entre ellos dos y los demás salvaron un partido en Mallorca que era una trampa con todas las de la ley. Un tropiezo podía poner al Madrid a dos puntos, con la visita a Mestalla en el horizonte y la eliminatoria contra el Arsenal cuesta arriba. Partido clave, respuesta irreprochable. Para esto y no para otra cosa ha de servir el banquillo de un equipo como el Barça. Si encima el Madrid se permite el lujo de dar el timón del ataque durante una hora al artista anteriormente conocido como Kaká, lo que ocurre es que además se da un golpe a la Liga. Oscar a los actores secundarios por Mejor, imposible.

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